¿Por qué nos aferramos al sufrimiento? 
¿Por qué no olvidamos? ¿Por qué nos seguimos comiendo la cabeza por el pasado?
¿Por qué negarnos a ser felices?
 ¡Basta! ¡Basta de pensamientos que destruyen el alma y los sentimientos!
 Todo esto sólo provoca que nos convirtamos en nada o en nadie, así que ánimo, hay
 mucho más por lo cual vivir, conocer y descubrir. Queda mucho por descubrir dentro 
de cada una de nosotros, mucho más que aún podemos hacer y dar… Dar, sí, dar, esa 
acción que nos hace más nobles y dignas.

Cuando se cierra una puerta, otra se abre.